Graciela Pirona

Firmes en

el primer Amor

Paciente y apasionada es ella, conocida por sus muchas obras y trabajo continuo, sufrida pero sin desmayar, constante a pesar de las circunstancias. Temerosa de lo bueno, no puede soportar la maldad, reconoce lo verdadero, aparta la mentira. Todo lo hace por amor a su Amado. Apocalipsis 2:3

Su Amado la alaba y reconoce su esfuerzo continuo por complacerlo… El la compró… fue amor a primera vista… la hizo suya por un precio incalculable… Su Sangre. 1Juan 1:7. Su amor por ella se desborda como un río. Juan 4: 14. Juan 7:38-39. Pero está inquieto, descubre que su Amada ha caído en la rutina. Ella se ha acostumbrado tanto a hacer cosas para Él, que poco a poco se ha alejado de ese gran amor, esa gran pasión que los unió cuando se conocieron. Apocalipsis 2:2, 4-5

Una Historia de Amor…

En la Biblia, hay una historia de una mujer

sorprendida en adulterio (Juan 8:1-5),

los maestros religiosos de ese tiempo, se

la llevaron a Jesús, El hijo de Dios, para

probarlo. El conocía sus corazones y veía

la maldad que había en ellos. El Rey de gloria

los confronta con estas palabras: -El que esté

libre de pecado, que lance la primera piedra. Sus conciencias los acusaban y se fueron retirando uno por uno (Juan 8:6-8). Jesús se levantó y le dijo a la mujer: ninguno te condenó? Y ella respondió: -Nadie Señor!! Y él le dijo: yo tampoco, vete y de ahora en adelante no peques más! (Juan 8:8-11).

Ella conoció el verdadero amor (Jesús) Él no la condenó, sino que la levantó, la limpió de su pecado y le dio una nueva oportunidad. Ese contacto de vista que ella tuvo con él la transformó y ella no fue igual. Ella representa a muchas mujeres y/o una humanidad apartada de Jesús. En esta hora Él te ofrece su mano para levantarte, para cubrirte, su amor es suficiente.

Ven a sus pies y dile Jesús te necesito!!

L. Devenuto

DIVINAMENTE

SANO

Divinamente Sano, un regalo precioso que Dios ha puesto en mi corazón, y ahora quiero esparcirlo por el mundo para que de una forma sencilla, práctica y rápida, aprendamos a vivir como fuimos creados.

Dra. María Cristina Trómpiz