Jocabed… Su Gloria está sobre su cabeza
- Graziella Styles
- 7 jul 2020
- 2 Min. de lectura

Su Esposo la había elegido por su belleza y juventud… Él reconocía que no solo su belleza la adornaba…. Era madre tenaz, Mujer de Fé, entendida en los tiempos, no tiene temor ante la adversidad, saca fuerzas de flaquezas , se reviste de fortaleza, revisa las opciones y diseña sus estrategias.
Su Amado es su refugio… Sus misericordias son nuevas cada día…Grande es su fidelidad… Por eso en Él espera… Ella entiende que sus hijos son padres y madres de las próximas generaciones… Que hacer? Jocabed medita… está por dar a luz… la muerte acecha… ella es robusta y sabia… este hijo será padre de multitudes… tiene una misión que cumplir…
Y Ella vió un río limpio de agua vida…transparente como el cristal… a ambos lados del río estaba el árbol de la vida… y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones…. Lo entendió, no era tiempo de maldición, no era tiempo de muerte… era tiempo de vida…. de restauración, restitución, El Amado de su Alma no se había olvidado de ellos… Las muchas aguas no podrán apagar el amor… ni lo ahogarán los ríos… ¡¡Esa era la señal!! Su fe crecía y crecía. El momento llegó, un bebé hermoso nació… tan anhelado… sabía que en la casa del Rey ese niño… ese padre de multitudes…. Viviría confiado y seguro… Moisés era su nombre…
Yo soy de mi amado… y conmigo tiene su contentamiento!! El amor de su Amado la envolvía… su paz la llenaba completamente… no había dudas… la princesa llegó, el niño lloraba… una niñera buscó… Ella… Jocabed de madre a niñera de su propio hijo… Había resistido… y la victoria la alcanzó… la muerte había huído… su corazón rebosaba de risas y alegrías…
Y ella dijo: Mi corazón se alegra en mi Amado; en él radica mi poder. Puedo celebrar su salvación y burlarme de mis enemigos. Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él! Mi amado todo lo sabe y solo el puede juzgar las acciones…. De él viene la muerte y la vida… pero a sus elegidos siempre levanta… Él guía los pasos de sus fieles, pero los malos se perderán entre las sombras. ¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!
El Señor no ha de abandonarnos para siempre. Aunque hace sufrir, también se compadece, porque su amor es inmenso. Realmente no le agrada afligir ni causar dolor a los hombres. Lamentaciones 3:31-33
Graciela Pirona
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